miércoles, 12 de mayo de 2010

El lunes amanece con buenas olas. No me lo puedo creer; he dormido casi doce horas y el dolor sigue ahí, pero mucho más flojo. Decido no surfear e ir a una farmacia a por algo y al mercadona a por comida. Nota mental: nunca se ha de hacer la compra con hambre (lo digo siempre y después hago lo que me da la gana). Total que he comprado muchísimas cosas. Decido ir a explorar una parte de Asturias que vista desde el google earth (la mejor guía de surf del mundo) tiene muy buena pinta. Salgo de la furgo a las 19:30 a verlo cala por cala. Voy apuntando mentalmente donde podría haber buenas olas, en qué marea… Total que empieza a llover y me refugio en una cueva. Miro el reloj: son las nueve y media. No sé a qué hora me quedo sin luz, pero en menos del tiempo que falte para eso tengo que desandar lo andado durante dos horas y media… empieza la aventura.

Corro por las piedras, cae más agua del cielo de la que hay en el mar, y empieza el viento… en menos de cinco minutos, esa cazadora que en lluvia normal lo aguanta todo, empieza a parecer una esponja, mi pantalones son un rio y mis zapatillas no distinguen un charco al pisarlo. La luz empieza a menguar, ya he pasado un par de calas, o tres, no lo sé, mucho menos sé cuantas me faltan. Paso otra, y otra, y otra… ¿Cuántas calas he andado?

A la octava o novena ya no hay casi luz, y empiezo a estar muy cansado. La lluvia no para y en mi cabeza se repiten una y otra vez las imgenes de la llegada a la furgo, entrar, secarme, dormir… y sigo andando y andando. Corriendo.

Miro el reloj depués de doblar un cabo: son la 22:10, sigo viendo un poco, pero no se ditingen bien las rocas. Allá al final, el faro alumbra de vez en cuando. Siempre me ha gustado contar la frecuencia de las ráfagas de los faros, pero no estoy para tonterías, si esta no es la cala en la que he bajado, cuando llegue a la siguiente ya no habrá nada de luz. No veo apenas, y no distingo ningún camino que suba, encima del acantilado no se ve nada, debería ver la furgo… de repente estoy casi seguro de que no es esta la cala. Mal rollo…

Entonces la veo: refleja la luz del faro cada vez que este la alumbra. Por fin encuentro el camino. Ya es más de noche que de día cuando a las 22:32 llego a la furgo… Dios ,qué alivio. Es como el día que me quedé fuera sin llaves, pero mojado y con más frio. Cuando entro en la cama me doy cuenta de que la cabeza me duele muchísimo, pero esta vez ya tengo remedio.

Buenas noches.

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