Tercer día seguido con internet, esto es vida. Hoy el bar al que voy está petado por otro partido. Hay mucho ambiente de viejitos gritando y quejándose del árbitro. No sé a qué equipo apoyan….
Hoy ha hecho un día de la hostia, en el que me he dedicado a poco más que a hacer un poco de carpintería y dar una vuelta por el mercado del pueblo. Lo de la cama ya era necesario, pero es de esas cosas que se van dejando y dejando, y al final te adaptas a vivir sin ellas. La diferencia se marcó ayer:
Hace dos días conocí a Rubén, uno de los organizadores del campeonato de tablón de San Vicente de la Barquera, y a Iván, un surfista madrileño con el que ayer me pegué un baño, y me enseñó su furgoneta; una de las mejores para surfear que yo haya visto jamás (si no la mejor).
Parecía un barco: tenía fregadera, cocina, cama, armarios, un montón de sitio para las tablas…. Y lo más cojonudo: ¡se podía estar de pie! Y no de pie estilo “me da miedo darme una hostia en la cabeza”. Era estilo “salta, salta conmigo”. Era simplemente, una casa con ruedas; una auto caravana sin las limitaciones de una auto caravana… increíble.
Y así me dio a mi por empezar a adecentar mi Poderosa… dudo que algún día pueda saltar ahí dentro, pero lo de la cama le da un punto de comonidad brutal. ¡Svolta!
Mañana empieza la acción.
Besos y abrazos a todos.
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